El Tambera Herrera


Hace mucho que no oía hablar del “Tambera Herrera” y de sus pillerías con el futbol. La última vez que lo vi habrá sido allá por los años 90 en la explanada de la parroquia de la Chacarita, él hacía lo que quería con un grupo reducido de jugadores y postergaba “la tenencia de la canchita” toda la tarde para su equipo. Porque allí el equipo que ganaba seguía jugando hasta perder, una modalidad no muy democrática, pero que sirvió para adoctrinar a los mas pataduras del barrio. Por los caprichos del destino lo volví a encontrar entre las maravillas que esconde el inmenso Manchao, allá en un pequeño pueblo que es un Santuario del Futbol, Colpes de Pomán.

El “Tambera” estaba con unos años y unos kilos encima, pero con una sonrisa inmensa, propia de quienes han encontrado la felicidad y deciden quedarse a convivir con ella.

En Colpes faltaba que le hagan una estatua en la Plaza principal, de allí había obtenido todos los reconocimientos a los que un foráneo pudiera aspirar.

Los viejos apenas se tomaban unos vinos empezaban a comentar de las jugadas del “Tambera”, los niños coreaban su apodo en los reñidos partidos del campito, vitoreando a él y tantas glorias del futbol Colpeño. Era increíble pero había generado un fenómeno popular en cada habitante del terruño y de los alrededores.

Supongo que ese equipo “Auriazul” que danzaa a su ritmo, será muy difícil de igualar en cuanto a talentos y títulos. El solo hecho de recordar algunos de los nombres que engrosaban aquella lista, produce una inmediata sensación de admiración: El Chipaco Vega, Victor “Cabudo” Nieva, Marcelo “Bodega” Rivas, Gustavo Rivas, Martín “Choco” Nieva, Jose “Mocho” Bambicha, Ramón Antonio “maquina”, Ariel González, Julito González, José Pihuala, Guillermo Reynoso, y encima la experiencia del Dt Marcos Reynoso.

Un equipo realmente increíble, salvando las distancias, un Barcelona de Pep Guardiola, un Boca de Bianchi, Un River de Gallardo… La gente que ya era fanática, se volvió adicta a una formación que conocían de memoria y que perduraría en ella eternamente.

Y comandando semejante nave, el “Tambera” un paradigma del la exquisitez futbolera que se ocultó de la fama vaya a saber porque?

Ya lo había visto de niño, pero pensé que era una de esas alucinaciones que entreteje la memoria…. Tiro de esquina a su favor del sector izquierdo, todos esperan en el área con sus respectivas marcas. Él inexplicablemente se aleja del arco y le da la espalda al pateador… Por lo visto, la jugada ya estaba preparada. El centro es más abierto de lo normal, buscándolo a él… pero “tambera” está ajeno a la jugada y todo el mundo presume un tiro fallido. De repente lo veo elevarse de espaldas y hacer un movimiento contrario al que cualquier jugador haría para cabecear normalmente… balancea enérgicamente su cabeza de adelante hacia atrás y casi sin mirar la pelota, la cabecea con la parte posterior de su cabeza, o sea con la nuca… para ir a clavarla en el ángulo de un arquero enmudecido y de un público deslumbrado.

Juro que nunca volví a ver algo así…


La 10 le quedaba chica y más cuando desparramaba adversarios con su extravagante gambeta, la de un zurdo que engancha y sale siempre con la pelota atada al pie. La de ese tipo de jugadores que después pasarían a llamarse “Enganches” y que tan escasos son.

Otra jugada que tenía su marca registrada era la dar pases mirando hacia otro lugar. Esa misma jugada que un tiempo después popularizó a Ronaldinho y que ridiculizaba hasta a los camarógrafos de la televisión, quienes seguían en dirección equivocada la trayectoria de la pelota.

Así era el tambera, magia pura, destreza, habilidad, rapidez y cómo si fuera poco una pegada formidable, con dirección y potencia en máximo equilibrio.

Lo vi hacer goles de tiro libre desde todos los ángulos, goles olímpicos, a la carrera, gambeteando y revolcando arqueros… y tantos otros.

Si me preguntan cómo quién jugaba debería fusionar la gambeta del “Burrito Ortega”, la pegada de “Riquelme” y la astucia del “Mellizo Barros Schelotto”. Juro por lo más sagrado que no he visto un jugador así en el inmenso abanico que ofrece el futbol amateur.

Quien hable del “tambera” en Pomán y Andalgalá hablará de un futbol exquisito y sin precedentes.. Callado, respetuoso, cordial y de un trato admirable con las personas, supo transmitirle esa información a su mágica zurda, para el deleite de más de dos generaciones de futboleros.

Los años lo fueron palmeando y entre tantas promesas se olvidó de volver a su pago, o de volar más alto, porque pudo tocar el cielo con las manos y prefirió sentir el potrero en sus pies.

Cómo pocos jugó hasta pasado los 40 años en Primera división, haciendo gala de su magia. Pero a veces el cuerpo y la mente no se ponen de acuerdo, y en ese ínterin el tiempo se apodera del alma. Y así porque si una mañana luciría los colores de Industriales de Andalgalá para trasladar la belleza del futbol a la liga de veteranos.

Cuentan a modo de anécdota que en uno de los contratos, el presidente del club arregló por dinero, pagándole un monto apreciable por cada gol que él convirtiera. Pero en el primer partido metió 7 goles y hubo que modificar dicha cláusula…. Nunca perdió su alegría y la magia de su zurda.

Seguía divirtiéndose como en la canchita de la Parroquia, en serio.

Yo lo vi. (Pablo Olmos -Pol- 2/5/2020)

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