Podría decirse que el Cerrito tiene tantos nombres como historias, “El Cerrito, Loma de Hugo, Loma de la Bernarda, Loma de la Querida. Según testimonios de los vecinos de la zona (Beto Chaile, José Chaile, y don Suárez) la localidad del Cerrito recibe su nombre de la elevación rocosa llamada actualmente La Loma de Hugo (entrevistas realizadas en marzo de 2021 por Silvana, Sofía y Lujan Villagrán)
Si imaginamos el paisaje cerriteño de los siglos pasados, podemos ver EL CERRITO o LA LOMA como un sitio elevado y el resto del espacio constituido por sitios de cultivo, de invernada y de vegetación autóctona, al pie de LA LOMA la bajada para el río y el lugar más angosto para cruzar a la Villa.
Testimonios orales afirman que allí dejaron un tesoro los incas y también se dice que es el punto de referencia en el derrotero de los jesuitas para encontrar un famoso tesoro de oro y plata escondido por ellos en el momento de la expulsión. Se comenta, además- es común entre los mayores- que la historia de Santa María nació en “la banda”
Sea como sea, lo que sabemos por consultas de documentos es que la antiguamente denominada “Villa de Santa María” era propiedad de la iglesia y a la pregunta ¿dónde estaban los demás propietarios? la respuesta es en “la banda”. Los Villagra y los Cabeza.
Entrevistas realizadas durante el año 2002 con lugareños del Cerrito, se obtuvieron los siguientes testimonios: Durante el siglo XIX los terratenientes más importantes de la Banda, margen oeste del río Santa María, eran Gabriel López, Fructuoso Villagra y Marcelino Cabeza. (Entrevistado José Chaile por Silvia González y Guzman Elizabeth) Mediante otras entrevistas realizadas durante el año 2014, podemos decir que Pedro Marcelino Cabeza estaba casado en segundas nupcias con Petrona Villagra. La casa del matrimonio se encuentra al lado del actual Hotel Pérez.
“Mi abuelo Pedro Cabeza pasó 64 veces la Cordillera, sumando los viajes de ida y vuelta a Chile que fueron 32, pasaba por el Paso San Francisco a mula y él ha traído de peón de Chile a Don Adán Illanes, origen de la que actualmente es la familia Illanes…” (Entrevistada Gladis Cabezas por Guzman Elizabeth)
El Señor Álvaro Caro en su Santa María Calchaquina y Yokavil, dice que “…don Pedro Cabeza, un fuerte hacendado de la época, se dice que llevaba todos los años de 400 a 500 vacunos y atravesó la cordillera de los andes unas 43 veces por distintos pasos …”. Es muy importante en este punto destacar que los arrieros vallistos que cruzaron la cordillera fueron los que cimentaron las economías regionales y provinciales del Noroeste Argentino.
Los departamentos del Oeste de Catamarca (Belén, Tinogasta, Fiambala, Santa María) fueron los que se beneficiaron con el comercio de novillos, mulares y de burros a las repúblicas de Chile y Bolivia; por haber tenido como producción agropecuaria la siembra de alfalfares para el invernado del ganado con destino a la exportación.
“Francisco Cabeza Villagra (hijo de Pedro José Cabeza y Josefa Villagra) era uno de los “principales ricos, héroes, dueño de Chañar Punco, terrateniente, usaba britche militar, Polainas y botines, era gente muy distinguida, el sombrero que usaba era distinto del sombrero de gaucho, era de corcho, media ala, camisa, chaquetilla alforzadita, vestimenta de los principales ricos” (Entrevistado don José Chaile por Silvia González y Guzman Elizabeth)
“La madre de Francisco Cabeza era Villagra, Francisco se casa con Bernarda López Cabeza, que era su prima hermana” Entrevistado Berto Juárez por Guzman Elizabeth).
“La casa de la Loma era de Doña Bernarda de Cabeza, dueños desde la Quebrada del sapo hasta la Virgen Perdida…” (Entrevistada Carmen Nicolasa Palacios. Lampacito por Silvia González y Guzman Elizabeth )
“Las hijas de Doña Bernarda fueron Delicia Cabeza, casada con Vicente Villagra, militar, vivían en la Loma, la otra hija se llamaba Rosario…
Doña Bernarda usaba polleras muy largas y anchas ceñidas a la cintura, de color gris, negro o marrón, floreadas no, blusitas anchas de colores claros y peinada con un sorongo…” (Entrevistada Carmen Nicolasa Palacios. Lampacito por Elizabeth Guzman y Silvia González).
Álvaro Caro en su Santa María Calchaquina y Yokavil, dice en su Itinerario Santamariano: “…no pasará desapercibido por cierto “La Virgen Perdida”, El Cerrito o “LA LOMA DE LA BERNARDA”.
Adolfo Villagrán en su Seminario El Mundo de Ángel Rodríguez” Huguito” personaje popular, presenta los siguientes datos:
Rosario Cabeza se casó con Ángel Rodríguez, hijo de Vicente Rodríguez y Gerónima Reartes.
Sus hijos fueron: Argentina Catalina Rodríguez, Francisco Gilberto Rodríguez, Elda Nieves, Nora Margarita, María Amanda, Ángel Hugo ( Huguito) Yolanda Francisca y Jesús Efraín.
Huguito siendo niño pequeño sufre dos accidentes en la cabeza, tal vez la razón de sus problemas posteriores, al no lograr avanzar en la escuela es pedido por su tía Delicia, apodada la “Querida” para ser compañía y ayudante en los quehaceres rurales.
Paula Delicia Cabeza de Villagra, no tenía hijos, vivía sola en la casona al pié de la loma. Por aquellos años a lo loma se le llamaba “LA LOMA DE LA QUERIDA”
Huguito debía ayudar en trabajos como arriar las vacas, ordeñar, dar de comer a los animales y vender leche en la “villa” de Santa María. Es así que en alforjas cargaba las botellas con leche, tapón de marlos de choclo, y las conducía en un burrito para la venta. En aquella época no existía el puente actual. Desde aquel entonces, la loma comenzó a identificarse como “LOMA DE HUGO”
Los Villagra
Comenzaba el siglo XVIII y el Capitán Ambrosio Muñiz Cancinos, teniente del asiento de minas “Purísima Concepción y San Carlos de Austria” (Sur del Valle Yocavil) al desactivarse la mina y desarticularse la jurisdicción a su cargo, decide adquirir una “suerte de tierras con agua nombrada Santa María” y presenta voluntad de compra al dueño de las mismas, Maestre de campo Don Fernando de Lisperguer y Aguirre, vecino feudatario de Salta.
Por lo que puede verse, Muñiz Cancinos asentado por el 1710 en el sitio Santa María, sin ser dueño y sin licencia de las autoridades correspondientes, erige una Capilla en Honor a Nuestra Señora de la Candelaria.
Larrouy y Soria, en su trabajo Autonomía Catamarqueña, hipotetizan que Muñiz Cancinos pudo haber estado en el paraje Santa María en calidad de arrendatario o de Mayordomo de Lisperguer.
El 24 de Febrero de 1716 el visitador Ferreira Aguiar, dijo que “vista esta iglesia, altares e imágenes y demás que halló con decencia, tomó juramento para las cuentas a Ambrosio Muñiz Cancinos, quién mostró apuntes de nueve entierros en ella; lo nombró Mayordomo…” y aseguró que el Valle necesitaba imperiosamente de la presencia de Cristo.
En el año 1714 se certifica, la escritura de venta de las tierras de Santa María, por el Maestre de campo Don Fernando de Lisperguer y Aguirre, vecino feudatario de Salta, quien presenta voluntad de venta al Capitán Ambrosio Muñiz Cancinos, se venden en 800 pesos, 400 se han de recibir en el año 1715, en mulas mansas o chúcaras o lienzos de algodón torcido o en defecto plata. Los otros 400 quedaban vinculados en la hacienda que se vendía para la Virgen de la Candelaria, para que una parte se gaste al culto anual, a disposición del cura, “en luces, adornos, en lo que más convenga al culto de tan soberana señora perpetuamente…”
En la escritura, se aclara la devoción del Maestre de campo Don Fernando de Lisperguer y Aguirre y de su esposa Doña María Díaz de Loria “a La Virgen Santísima, y su advocación de la Candelaria que está colocada en la iglesia de este sitio…así dicho Ambrosio Muñiz Cansino como sus herederos y sucesores estén obligados a este reconocimiento quedando en mí y en mis herederos el patronato de esta obra pía””
Al parecer, Muñiz Cancinos fallece en 1734.
En 1736, el Obispo Ceballos de Salta, al llegar a Santa María comprueba que Muñiz Cancinos aún debía los 800 pesos que costara la hacienda, los hijos se declaran carecidos de medios, y se mandan a pregón, acción que no prospera, finalmente las tierras pasan a ser propiedad de la Virgen como estaba estipulado en el contrato de venta, de esta manera Santa María llegó a ser propiedad de la Virgen.
Tiempo después nombró Mayordomo de la Iglesia a don Juan Hilario Villagra.
En aquella oportunidad el obispo dice que en Santa María se hallan algunas vecindades de gentes española, india y mestiza. Los Muñiz Cancinos y los Villagra estaban vinculados desde varios años atrás, ya que Francisco de Villagra fue Teniente de Minas del asiento “Purísima Concepción y San Carlos de Austria” incluso Gregorio Villagra, del mismo ramo familiar que Francisco Villagra, figura como encomendero de los indígenas Ingamana.
Se han presentado los datos arriba expuestos, para aclarar que el don Hilario de Villagra, casado con la hija de Muñiz Cancinos, Micaela Muñiz Cancinos, era hijo de Francisco Villagra, antiguo teniente del asiento de Minas.
El Capitán y Mayordomo de la iglesia don Juan Hilario de Villagra( yerno de Ambrosio Muñiz Cancinos) natural del Valle calchaquí, hijo primogénito, nombrado en primer término en el testamento de su madre Micaela de la Rocha Leguisamo, Alcalde Ordinario, figura en la fecha de su fallecimiento como propietario de tierras en Santa María.
Al pié de la loma es muy nombrada “ La capellanía” El sitio, pertenecía al Monseñor Aníbal Villagra, “El Capellán” como se lo llamaba con afecto y remembrando su trayectoria de varias décadas. Con su muerte, desapreció una de las figuras más antiguas y distinguidas del clero catamarqueño.
Las residencias de “La Loma” son típicos exponentes de la identidad campesina, de aquellos tiempos en los cuales la riqueza y el comercio de los valles calchaquíes estaba directamente relacionado con la producción agropecuaria. Son testimonios que muestran con gran claridad que el hábitat-territorio estaba en estrecha relación con la unidad productiva familiar y el manejo de los recursos.
Por todo lo dicho, “La Loma” y sus construcciones son auténticos referentes patrimoniales santamarianos. Un espacio donde la memoria se refresca y permite armar el gran rompecabezas del pasado con el presente. Un lugar donde podemos reconocer las primeras familias patricias y el modo con el que fueron articulándose con otras familias , sus ocupaciones, sus relaciones con el entorno, sus vidas cotidianas y el papel que tuvieron en el nacimiento y el desarrollo de la actual ciudad de Santa María. Apuntes de Lizi Guzman.
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