García, condenado a 18 años de prisión por el crimen de Panchito


Con continua violencia, García sometía al niño, con desprecio e indiferencia. Privó de su vida a un niño de nada más que tres años, lo que evidencia la magnitud y la extensión del daño causado. Lo privó de la vida”, remarcó el fiscal Ezequiel Walther, al momento de plantear su alegato, en el marco del debate por el crimen de Francisco “Panchito” Moreno.

El niño tenía tres años y en mayo del año pasado fue ultimado de manera violenta, en la localidad de Saujil, departamento Pomán. Ayer, los jueces de la Cámara Penal de Tercera Nominación, Marcelo Soria, Jorge Palacios y Patricia Olmi lo encontraron culpable por el delito de “homicidio simple” y lo condenaron a la pena de 18 años de prisión.


El representante del Ministerio Público Fiscal había pedido ese castigo. Sostuvo que, de acuerdo con la autopsia, se pudo descartar la versión del acusado, quien había dicho que Panchito se había ahogado con mate cocido. El estómago estaba vacío, según esta pericia. Precisó que el nene tenía un desgarro  en la aorta, a la altura del abdomen, como consecuencia de golpes. “El niño se desangraba internamente. No puedo pasar por alto las fotografías (de la autopsia) que advierten lesiones y moretones de distintas datas”, indicó. Walther recordó que el 27 de mayo del año pasado, el día de la tragedia, hacía frío y Panchito llegó al hospital de Saujil desnudo, envuelto en un toallón mojado.
Tanto la abuela materna como la hermana expresaron que García era violento, indicó. “Yo te dije que lo dejaras, que te iba a pasar esto”, fue la frase de Mariana Nieva, la abuela materna del niño, que destacó el fiscal. Para Walther, se trató de una muerte violenta, traumática, a causa de golpes y de movimientos bruscos. Sumado a ello, “el frío coadyuvaba a que sucediera más rápido”.

Un vecino escuchó los gritos de miedo y de queja por el frío, por parte del nene. “Chuy, chuy, chuy”, fue lo que declaró un vecino sobre aquella mañana, recordó el fiscal. Dada esta situación, consideró que García aprovechó la circunstancia, pero no la buscó. Sin embargo, remarcó que hubo “acciones violentas” y que “ejecutó y mató”.

A su turno, Mario Nieva, abogado de la querella, aunque adhirió al planteo de la defensa, pidió una pena más dura: prisión perpetua. El letrado sostuvo que se trató de un “homicidio agravado por alevosía y con ensañamiento. No obstante, solicitó que, en su defecto, se aplique la pena máxima prevista para el “homicidio simple”, 25 años.
Según el abogado, García se aseguró el sufrimiento. “Puso música fuerte y garantizó la ausencia de riesgo para cometer el delito. No lo quería; tenía sentimientos de venganza, desinterés y desaprensión por la vida del niño. Tuvo intención de matar y de producir sufrimiento innecesario”, remarcó.
En tanto que Mercedes Gandía, defensora oficial del acusado, señaló que el testimonio de Andrea Ceballos, médica que atendió a Panchito y quien participó en la autopsia, echó luz. Para la defensora, los golpes no fueron la causa de muerte. Recordó que Ceballos había declarado que el niño no estaba bien nutrido ni bien cuidado. El golpe en sí no podía producir la muerte, advirtió. No se sabe a ciencia cierta quién lo castigaba. Nadie lo vio a García. El golpe fue una concausa por el estado de desnutrición”, señaló.
Por ello, a criterio de Gandía, el acusado debía responder por el delito de “homicidio preterintencional”, que prevé una pena menor. La defensora consideró que se debía aplicar una pena acorde para que “este niño-adulto pueda reconstruir su vida”, quien presenta una intelectualidad empobrecida y una capacidad casi nula de comprensión.

La madre, ahora bajo sospecha

En el planteo de los alegatos, tanto el representante del Ministerio Público Fiscal como la defensora señalaron a la madre de Panchito, Paola Díaz. El fiscal Walther entendió que resulta “necesario y pertinente” que se entregue una copia de constancia de debate a la Fiscalía de Andalgalá para que se investigue la probable participación de la madre. A la vez, solicitó que se diera intervención al Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Provincia para garantizar el bienestar de las hermanas de Panchito, de uno y seis añitos.
En tanto que, Gandía señaló que la responsabilidad de alimentar y de velar por la salud del niño recaía en la madre pero, en más de una ocasión, lo dejó a cargo de García. “Hubo más de 10 denuncias por mal trato”, destacó.
“No sé porqué estoy acá; soy inocente. No tengo nada que ver en todo esto. Lo llevé al hospital. La madre no cuidaba a los chicos; tenía denuncias. Salía a los bailes y dejaba a los chicos encerrados”, expresó García en su última palabra.
En el veredicto, los magistrados también resolvieron que se remita copia a la Fiscalía de Instrucción de Andalgalá ante la posible comisión de delito de Paola Díaz. Al mismo tiempo, se liberaron oficios con carácter de muy urgente al Juzgado de Menores de esa jurisdicción judicial para que se arbitren los medios necesarios para que se garantice el bienestar de las niñas, hermanas de Panchito y a la Subsecretaría de Familia del Ministerio de Desarrollo Social, organismo que tiene a su cargo el Sistema de Protección de chicos y chicas.
En la primera audiencia de debate, hubo testigos que declararon que Panchito era víctima de violencia en su casa, no solo por parte de su padrastro sino también de su propia madre. El cuerpo del niño mostró, en la autopsia, las huellas de esa violencia que sufría a diario. Ahora, la Justicia de Andalgalá deberá comenzar una nueva investigación en torno a la violenta muerte de Panchito.El Ancasti

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