Los problemas con la producción, que afectan a todos en tiempos macristas, llegaron a Andalgalá. El dilema gira alrededor de tres millones de kilos de membrillo que, hasta 2017, se vendían a buen precio y favorecían a grandes y pequeños productores.
Para que ello ocurriera, resultaba vital la participación de la Municipalidad que, con sus compras de aproximadamente un tercio, elevaba el precio a unos $5 por kilo.
Desde mediados de 2018, sin regalías mineras y sin fondo sojero, las cosas están más que complicadas y la administración de Alejandro Páez ha dejado de ser el gran regulador del precio, con el daño consiguiente para cosecheros, transportistas y dulceros artesanales que tenían pulpa durante todo el año y formaba un eslabón fundamental en la cadena de comercialización local.
El freno a esa comercialización, cabe reiterarlo, no es nuevo. Viene del año pasado, situación que ha influido en el precio al haber sobrante de fruta que, por lo que vemos, puede terminar perdiéndose. Sería bueno, entonces, que el intendente comience a gestionar apoyos a nivel provincial o nacional para solucionar una etapa sumamente crítica en la principal producción departamental.El Esquiu
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