Cuarentena: Andalgalá parece no entender que es "una cuestión de vida o muerte"


Catamarca es la provincia donde la gente más se movió y menos respetó la cuarentena, según el reporte de Movilidad del Covid-19 que elabora Google en base a los sets de datos que surgen de los teléfonos móviles que utilizan los servicios de la compañía. Andalgala tiene mucha gente que no toma conciencia y genera mucha preocupación. .

Este domingo de ramos, el distrito Potrero, ubicado al norte del departamento a 15 km era "Una Villa Veraniega" menciona un posteo en redes sociales.

En el lugar Rodeo de la Yeguas (al norte del distrito) un cumpleaños, mucha música, mucha gente y mucho alcohol. En cancha del club Santa Lucia jugando el futbol. "Vehiculos pasando en fila hacia la villa con familias que fueron a pasar el dia. Las motos que vienen del centro y van de a dos y hasta de a tres y EL POSTRE un FIAT BLANCO con el chofer ebrio de un lado a otro poniendo en peligro al que alcanzaba o encontraba o los mismo que van con el.¿Sera el momento de cerrar y cortar que vengan del centro ?".

"Lástima, nosotros aun en el distrito no salimos y vemos que nos invaden los del centro...a nadie le importa nada..."

Tenemos una sociedad poco afecta a las reglas, en la que la avivada o la trampa para salvarse a costa de los demás es práctica instalada. Aquí la transgresión imbécil promovida por la publicidad y por falsos referentes es celebrada e imitada como el colmo de la independencia. Salirse del molde, aunque sea a través de un lugar común, es cool. Las reglas están muy bien para los demás, pero no para mí. La grandeza está en no sentirnos más que el resto y en subordinar nuestra pretendida espontaneidad o nuestro capricho al interés comunitario, como uno más que cumple con su parte. La crisis va a poner a prueba esta capacidad y en ella está en juego la posibilidad de preservarnos ante el virus. Estamos todos en la misma, como nunca antes. Otra paradoja de esta inmensa crisis: en este distanciamiento necesario, lo que nos separa es también lo que nos une.

Está claro: para ganar la guerra contra el virus es necesario ir contra lo que nos dicta nuestra propia naturaleza, nuestros hábitos más arraigados. Por eso todo se reduce a una toma de conciencia: si quiero seguir haciendo lo de siempre, como hasta ahora, tengo que dejar de hacerlo. Es preciso que se entienda que el aislamiento impuesto no es una medida exagerada, sino una cuestión de vida o muerte.

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