La historia detrás de la sentencia que permitió a un nene tener el apellido de su mamá y sus dos papás


Una jueza de Orán reconoció la paternidad socioafectiva de quien cuidó al chico de dos años y la de un hombre que se presentó con un estudio de ADN asegurando que era su hijo biológico.

Pedro acaba de cumplir dos años. Ese no es su nombre verdadero, pero lo llamaremos así para resguardar su identidad. El año pasado, después de la muerte de su mamá, un hombre se presentó en el juzgado de personas y familias de Orán con un estudio de ADN afirmando que era el padre del chico: “Pedía la impugnación de la paternidad de quien figuraba en el acta de nacimiento como progenitor de Pedro”, explica la jueza Ana María Carriquiry.

Frente al pedido de este hombre, Carriquiry solicitó un nuevo estudio de ADN para confirmar su versión. En paralelo, se le informó la situación a quien había reconocido a Pedro desde el día de su nacimiento y que siempre había tenido la convicción de que era su hijo.

Según explicó la jueza, al fallecer la mamá, este señor se presentó en el juzgado solicitando que le otorgaran la guarda del menor y el desplazamiento de la paternidad de quien figuraba como padre legal: “Quiero que Pedro venga conmigo porque es hijo mío”, aseguró.

Él quería darle el apellido y ocupar el lugar de padre en la vida del menor. La jueza convocó a una audiencia entre las partes para resolver qué era lo mejor para el nene.

El papá que figuraba en la partida de nacimiento contestó a la demanda del biológico diciendo que “en el caso hipotético de que el resultado diera que efectivamente era el padre, él pedía la triple filiación: que ambos junto a la madre fallecida le dieran el apellido”. 


Después de una extensa jornada, en la que la jueza vio cómo el niño sentía como papá a quien figuraba en los papeles, resolvió: “Reconocí la paternidad socioafectiva de quien lo cuidó desde su nacimiento y es legamente el padre, e incorporé como papá biológico a quien lo era efectivamente de acuerdo a las pruebas de ADN”.

Una vez resuelto esto, la jueza acordó cuál iba a ser el orden los apellidos, que el nene iba a seguir viviendo con la persona a quien él reconoce como papá: “Definimos cómo iba a ser la vinculación con el padre biológico, acompañando el proceso con un equipo de psicólogos, establecimos la cuota alimentaria y tramitamos los permisos de viaje para que cualquiera de los dos en cualquier momento pudiera viajar con el menor”.

La certeza del corazón

“Como estábamos en presencia de la señora asesora de menores e incapaces y de la fiscal pedí que se traiga el niño a fines de verlo, por supuesto no iba a ser escuchado un niño de dos años pero sí el lenguaje corporal iba a decir mucho más”, sostuvo la jueza.

Según indicó la letrada, cuando llegó el menor, lo primero que hizo fue agarrarse de la pierna del papá afectivo y legal, el único que conocía: “Creo que los hechos hablan mucho más que las palabras. Por eso, en la sentencia he sacado el reconocimiento de la triple filiación”.

Una carta a Pedro

La jueza explica que siempre priorizó el bienestar del nene y que su objetivo fue sumar amor y vínculos a su vida: “Le escribí una carta donde le explico la situación, para que cuando sea más grande sepa por qué tomé esta decisión”. 


Además, utilizó una frase de Harry Potter para hacerle entender el legado de su mamá: “Un amor tan poderoso como el de tu madre tuvo por ti es algo que deja marcas y no cicatrices. El haber sido amado tan profundamente, aunque esa persona que nos amó no esté, brinda una protección que dura para siempre”.

“Por eso, Pedro lo único que he hecho es reconocer el derecho que tenés a tener dos papás que te críen y te cuiden porque en definitiva lo único que interesa es multiplicar amor”, finalizó.

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