A principios de este año, un hecho de abuso sexual en la infancia (ASI) intrafamiliar se había denunciado en el interior provincial. Por este hecho tomó intervención el fiscal penal de la Segunda Circunscripción Judicial Martín Camps. Oportunamente, el acusado fue imputado por “abuso sexual con acceso carnal agravado por la relación de parentesco”. Fuentes consultadas por El Ancasti indicaron que, la semana pasada, el representante del Ministerio Público Fiscal había solicitado la prisión preventiva para el acusado.
El fiscal Camps consideró que existe un riesgo procesal, tanto para el denunciante como para la comunidad. En tanto que la defensa oficial que asiste al acusado solicitó el cese de privación de la libertad. Por su parte, la querella, representada por el abogado del foro local Daniel Farroni, adhirió al planteo de la defensa. No obstante, solicitó que se fijen restricciones.
Ante los planteos, la jueza de Control de Garantías Karina Naame resolvió no hacer lugar al pedido del fiscal. La magistrada otorgó la libertad bajo una caución real. Entre otras medidas, también se resolvió que el acusado fije domicilio en otra localidad. Hasta el momento, el imputado de abuso no concretó el pago y continúa detenido.
Expediente
El hecho se conoció a principios de año. Un adolescente de 15 años había denunciado a un familiar, un hombre de 50 años, por un ultraje que habría ocurrido un año antes, en 2021, en una localidad del interior provincial.
El acusado habría aprovechado la relación familiar para agredir sexualmente al chico. Por ello, a fin de resguardar la identidad del adolescente, no se revela el nombre del imputado.
Durante un año guardó silencio pero, en ese lapso, habría dado señales del secreto que guardaba. Finalmente, pudo romper el silencio y se animó a denunciar a su agresor. Pudo contarles a su madre y a su tía lo que había pasado. De inmediato radicaron la denuncia.
Entre las primeras medidas, el fiscal Camps dispuso que se realicen las pericias de rigor. Entre éstas se indicaron medidas de contención familiar y de resguardo por su salud mental. A la vez, ordenó medidas de protección para el adolescente. Tras la indagatoria, el denunciado guardó silencio.
Entorno de impunidad
El abuso sexual es una de las formas de violencia más aberrantes contra niños, niñas y adolescentes. Al respecto, especialistas en esta temática advierten que la familia “puede ser un territorio favorable” para maltratar y abusar de chicos y chicas. Niños, niñas y adolescentes suelen ser silenciados por sus propios agresores mediante distintas estrategias. El agresor sexual –quien en un gran porcentaje suele ser un hombre del círculo familiar o cercano de la víctima- se vale del miedo, la culpa y la manipulación. De esta manera, promueve la impunidad en estos actos de violencia. “Se trata de una órbita de violencia, de la familia como prisión”, se remarcó.
A la vez, se recalcó que la vulnerabilidad en estos casos reside en el hecho de que chicos y chicas, por su inocencia, condición física o sexual no comprenden la criminalidad de los ultrajes, más aún cuando el agresor es padre o un familiar cercano. “Estos agresores se aprovechan del amor y la confianza. Niños, niñas y adolescentes advierten que algo malo está sucediendo; suelen reprimir los recuerdos y tienden a normalizar o tolerar aquellos actos degradantes y tortuosos, quedando atrapados en un círculo de silencios y secretos familiares”, explicaron.n
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