Las escuelas de La Herradura, en el norte de la localidad no tienen el vital elemento luego de la crecida e inundación de hace dos semanas. Los maestros deben ingeniarse para poder ofrecer el desayuno a los alumnos. Los baños, directamente no pueden usarse.
Hace poco más de diez días, se conoció el caso de las escuelas del norte de la localidad de Fiambalá, donde las condiciones edilicias fueron calificadas de críticas, además de marcar que ellos consideran que hay precariedad laboral y lo más preocupante a nivel sanitario, es que no se cuenta con agua potable para el consumo. El paso de los días y a pesar de la viralización de este caso, esto no generó respuesta por parte de las autoridades de la cartera educativa y aún menos de parte de los gremios del sector.
La zona donde se ubican los establecimientos apuntados es “La Herradura”, donde a su vez se encuentran los pueblos de Punta del Agua, Chuquisaca, La Mesada, La Ciénaga y Antinaco, que es lo que da el nombre al lugar. Allí, según informaron las últimas e intensas lluvias y grandes crecidas generaron varios inconvenientes, entre ellos la falta de agua potable, la que persiste hasta la fecha. Sin esto que es fundamental en cualquier casa y aún más, en una institución escolar, es que se han iniciado las labores de los docentes en la zona, a pesar del reclamo.
El agua para el consumo de la que disponen los docentes de las escuelas no tiene “ningún tratado de potabilización o filtrado”, según denunciaron, lo que hace que sea peligrosa para su salud. El punto es que en muchas de esos establecimientos, ni siquiera existe ni una gota de ese líquido vital aunque no potable. Es por eso que los docentes, que nuevamente se excusan de dar sus nombres por temor a represalias, denuncian que fueron obligados a permanecer en los establecimientos bajo estas condiciones.
Durante esta semana que debieron presentase a trabajar, porque la agenda escolar establece este periodo de apoyo escolar para los alumnos, indicaron que el agua para el desayuno de los niños debió ser provista por ellos mismos o comprada con dinero de su bolsillo, en la mayoría de los casos. e
Lo más grave, tal como lo señalaron, se da a la hora del uso de los baños. “Ningún docente ni estudiante puede ir al baño porque no hay agua”, revelaron. Estos, a su vez se encuentran en condiciones muy precarias.
Los gremios
Ante este cuadro, los maestros de La Herradura señaron que no se sienten acompañados por las entidades gremiales. Manifestaron que acudieron a ellos para reclamar por las condiciones en las que los obligan a trabajar y que la respuesta fue la “nada”. "Todos brillan por su ausencia o quizás estén negociando mejores puestos para ellos y sus familiares”, sentenciaron.
Esta respuesta, es casi la misma que dieron los docentes de la Escuela n° 491 “Naciones Unidas” a la hora de hablar del estado de su establecimiento. El profesor que denunció el hecho a La Unión, también prefirió la reserva de su nombre por temor a represalias. Al consultar a ATECA, que es el gremio que nuclea tanto a los maestros que trabajan en Fiambalá como al de la Capital, sobre ambas situaciones, solo marcaron malestar por el anonimato de las denuncias. Sobre las situaciones en particular, adujeron tener conocimiento de lo que pasaba en la ciudad Capital pero del otro caso, prefirieron no emitir comentario.
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