Abrieron un restaurante, apostaron por contratar jubilados y la vida les cambió por completo: «Nunca hay que bajar los brazos»


Tras sufrir una crisis económica, Débora y Diego pusieron un restaurante en Buenos Aires, donde solo contratan personas jubiladas para ayudarlas a llegar a fin de mes.

Hace seis meses, una pareja de tucumanos tomó la difícil decisión de poner un restaurante para intentar afrontar una crisis económica. A su vez, optaron por contratar solo personas jubiladas con el objetivo de ayudarlas a mejorar sus ingresos.

En este contexto, «Las nonas, Petrona y Ramona» se convirtió en un símbolo de inclusión laboral. En una entrevista, Débora y Diego dieron detalles de cómo surgió esta idea y lo que significa para ellos.

«Este restaurante es nuestra vida, es todo para nosotros. Al abrir la puerta todos los días, nos muestra lo que logramos con esfuerzo y sacrificio», expresó muy emocionada la dueña. Además, remarcó que el lugar lleva el nombre de sus abuelas, por lo que es un homenaje a sus ancestros.

Cómo nació «Las nonas, Petrona y Ramona», el restaurante que contrata jubilados

Débora relató cómo fue el recorrido hasta llegar a este local. «Con mi esposo empezamos con un pequeño emprendimiento de vender empanadas. En ese momento él no tenía trabajo y yo estaba embarazada», contó mientras recordaba sus inicios en el mundo de la gastronomía.

Tiempo después, una vez que lograron tener sus ahorros, abrieron una rotisería llamada «Abuela Maruca». Sin embargo, necesitaban un lugar para expandirse y lograr cocinar una mayor variedad de platos. Por esta razón, decidieron alquilar el local ubicado en Tres Arroyos 399, en Buenos Aires.

«Nos encontramos con gente que nos dio la oportunidad siendo emprendedores. Llegamos de una provincia sin nada, por eso tenemos ese trato familiar que tanto nos caracteriza», señaló conmovida la dueña del restaurante.

En relación a contratar personas jubiladas, la tucumana aseguró que tuvieron empleados jóvenes hace un tiempo. Pero, lamentablemente ponían excusas para ir a trabajar y no se logró el clima que ellos buscaban. Por este motivo, optaron por contratar gente mayor de 60 años.

«Noté un gran cambio cuando empecé a contratar jubilados. Lo que más destaco es su responsabilidad», compartió. Luego, hizo hincapié en los valores que tienen. «Son muy generosos, nos aportan una alegría, ese amor de gente grande que es como de padres», contó entusiasmada. 


Cuáles son los planes a futuro que tienen los dueños del restaurante

Según declaraciones, tanto Débora como Diego tienen pensado expandir su negocio. A su vez, consideraron contratar a jóvenes que asuman la responsabilidad necesaria. «No le vamos a cerrar la puerta a nadie que quiera salir adelante», expuso la oriunda de Tucumán.

Con respecto a los comensales, la mujer confirmó que todas las críticas que reciben son constructivas. «La verdad es que están muy contentos. Nos dicen que la comida es muy de la abuela: platos bien abundantes y tradicionales», indicó.

Qué significa este restaurante para la pareja de tucumanos

«Este restaurante no se puede explicar con palabras. Me emociona mucho ver lo que logramos porque todo el esfuerzo trajo sus resultados. Esto nos da fuerzas para decir ‘vamos por más’ y abrirle las puertas a todo aquel que se quiera sumar», sostuvo Débora en conversación.

Acto seguido, afirmó que si le tiene que dar un consejo a un emprendedor sería nunca bajar los brazos. «En el momento que vos te estás a punto de rendir, la oportunidad te está tocando la puerta. Siempre hay que apostar y no tener miedo», detalló.

La experiencia en primera persona de Mónica, una de las jubiladas que trabaja en el restaurante

Mónica es de González Catán y se levanta todos los días a las 4:30 h. para ir a «Las nonas, Petrona y Ramona». Ella empezó a trabajar con la pareja cuando abrieron la rotisería, por lo que fue testigo del largo camino de los tucumanos para llegar adonde están hoy en día.

«Yo estuve en las buenas, pero también estuve en las malas”, dijo en relación a todos los obstáculos que se les presentaron cuando recién empezaban con su emprendimiento. “Esto es una comunidad, nos ayudamos mutuamente», agregó.

Al final de la entrevista, Moni se emocionó tras hablar de su propia familia. ËMi vida no termina acá, yo tengo 11 nietos. Cuando llego a casa, por más cansada que esté, abro la puerta y todo vienen a gritarme ‘abuela, abuela’ con una sonrisa», contó con lágrimas en los ojos.

«No me imagino trabajando en otro lugar, soy muy feliz acá. El día que yo no esté más, sé que voy a dejar muchas cosas buenas, tanto en mi trabajo como a mis nietos. Yo empecé cuando ellos no eran nada y ver todo lo que lograron emociona mucho», cerró con mucho orgullo.

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