Los pequeños productores ganaderos de la localidad de La Herradura y zonas aledañas, en el Norte de Fiambalá, expresaron su preocupación por la creciente mortandad de su hacienda. Aseguraron que la sequía fue el factor primario que impidió el crecimiento de pasturas por lo que el ganado no se alimenta.
Señalaron que en la mayoría de los casos la actividad que desempeñan desde siempre constituye el único sustento con el que cuentan por lo que el panorama se agudiza todavía más.
Asimismo, pidieron al gobernador Raúl Jalil y al resto de los funcionarios de las áreas correspondientes el envío de agua y forraje para paliar la situación.
La tragedia afecta a los puestos rurales ubicados en la Cordillera de San Buenaventura y la Precordillera al oeste de Palo Blanco, zonas inhóspitas donde las familias viven del esfuerzo y la dedicación diaria. Sin el apoyo necesario, los animales, fuente de vida para estas comunidades, continúan sucumbiendo.
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