15 kilómetros de amor, y pasión: El papá y su hijo, una postal para contar está hermosa historia

En los paisajes profundos de Fiambalá, donde la tierra se mezcla con el viento y los sueños se sostienen con el corazón, una bicicleta cargó mucho más que a un padre y su hijo: llevó una historia que merece ser contada.

David Morales no tiene un auto ni moto, tampoco cuenta con grandes recursos. Es ordenanza en la Escuela Secundaria N°17 y, como muchos padres de esta tierra noble, lucha cada día con lo que tiene. Pero si hay algo que le sobra es amor. Amor por su hijo. Amor por el deporte.

Mientras otros chicos llegaban en colectivos o autos a la fecha del campeonato en Saujil, localidad ubicada a 15 kilómetros de Fiambalá, David y su pequeño emprendieron el viaje en bicicleta. Sin quejarse. Sin hacer ruido. Solo con el deseo de que el niño pueda jugar. Porque su hijo, jugador de la categoría sub-10 del Club Sportivo La Ramadita, tenía una cita con el fútbol… y con la felicidad.

No importó el sol, el cansancio, la larga ruta. Importó el sueño. El del hijo, con su camiseta bien doblada en el bolso. Y el del padre, con el alma bien firme en el manubrio. 

Cuando alguien los cruzó en el camino, no dudó en frenar y aplaudir esa escena. Una imagen simple pero gigante: un papá humilde, una bicicleta, un niño feliz. Un acto de amor silencioso que merecía ser reconocido.

David no pidió nada. Solo pedaleó. Pero se llevó algo invaluable: la sonrisa de su hijo, ese abrazo después del partido, y ahora, también, la admiración de todos los que creemos que el verdadero fútbol se juega desde el corazón.

Ojalá el fútbol siempre premie a quienes llegan así. Porque no hay GPS que indique mejor dirección que la de un padre llevando a su hijo por el camino del amor.PasiónChacarera