
Este año es especial para la Iglesia Católica, ya que se celebra un año jubilar, un período de gracia y renovación que ocurre cada 25 años. En este marco de profunda espiritualidad, las parroquias de toda la provincia abren sus puertas santas, invitando a los fieles a vivir un tiempo de conversión y encuentro.
En el corazón del oeste catamarqueño, este sábado la parroquia de Belén se ha convertido en el epicentro de este movimiento de fe, recibiendo a los catequistas de las parroquias vecinas de Andalgalá, Santa María y Tinogasta. Este encuentro no es casual: representa un camino de esperanza, un momento de comunión y fortalecimiento para aquellos que tienen la misión de transmitir la fe a las nuevas generaciones.

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