El Grupo Kuntur de la Policía de Catamarca y una vuelta histórica de 7 días a los cerros nevados de Aconquija, con motivo del IVº Curso Internacional “DOE Kuntur”, en el marco de la etapa de Alta Montaña, instruyendo a policías de esta provincia, del país y de países vecinos de Paraguay y Bolivia.
Como jefe de Grupo lo hizo el Crio. Inspector Marcos Herrera y en Planificación y Guía de Alta Montaña el profesor Jesús Maza, entre fines de febrero y principio de marzo de 2020.
La misma llevó a los instructores del grupo a planificar una arriesgada maniobra por las altas cumbres de los Nevados del Aconquija, con el objetivo de ampliar su conocimiento sobre lugares que ofrecen una geografía inhóspita, en una vuelta, si se quiere llamarla histórica, con un recorrido casi de punta a punta en el cordón montañoso.
La planificación se hizo en base a distintos estudios de la geografía de la alta montaña y testimonios de baqueanos de la zona, conocedores de distintos lugares, lo que permitió armar un panorama integral del recorrido, armando un rompecabezas en el que se trató de unir un recorrido certero de más 250 km, con el ingreso constante en profundas quebradas; todo este derrotero se terminó de afinar con medios tecnológicos que -si bien son una ayuda- no aportan, lo que da el conocimiento certero en terreno.
Se decidió hacer un recorrido con punto de partida en la base de la Cuesta del Clavillo, camino a Tucumán, subir a los 5.000 metros, al pie del cerro El Bolsón y desde allí trasladarse al Candado y descender por el Río Pizavil hasta Aconquija nuevamente, una travesía que se sabía muy dura y agotadora, confiando siempre en la resistencia física y mental del grupo y una rigurosa preparación amparados por la mano de Dios y la Virgen del Valle.
Mientras, otro grupo compuesto por cinco instructores y un baquiano ascendió por el recorrido tradicional -el de la escuela del grupo que se hace todos los años-, es decir por el Río Pizavil, hasta salir a la base del Cerro Overo y de allí ascender a su cima (4550 msm), coordinando el ascenso y los días para que las dos columnas se encuentren en los Altos del cerro Overo. De esta forma, la travesía comenzó al medio día de un día jueves, con un grupo integrado por nueve cursantes y siete instructores, más dos baquianos. La partida fue desde la base de la Cuesta del Clavillo bordeando el Río Las Chacras, se comenzó a ascender y realizar la aproximación al pie del cerro, acompañados por los baquianos Rolo Dimas y su auxiliar Javier Sarmiento. Después de caminar unas cuatro horas, se acampó en el paraje “El Saucal”. Allí, ya alejados de toda la población, inmersos en plena naturaleza, puro bosque y pura selva, a la base del imponente cerro Ñuñorco, gritos de las pavas del monte y trino de mil pájaros silvestres, cuentos, mentiras y anécdotas para pasar gran parte de la noche, una hermosa luna que cubría el campamento, el fuego se fue apagando y con ello las charlas hasta que ganó el silencio y sólo quedaron los ruidos dueños de la noche.
Las primeras luces del día viernes nos pusieron en pie, desayuno y preparar todo para la partida. Así comenzó una adura y agotadora trepada por la ladera del Ñuñorco, cubierto por gran cantidad de alisos; hasta que luego de tres horas llegamos a un portezuelo donde se apreciaba con plenitud el Cerro Bolsón (5550 msnm), El Clavillo, Chimberi y otros, tan espléndidos como majestuosos.
Continuamos la marcha con algunas breves paradas sólo para acomodar el equipo, hidratarnos y seguir ascendiendo con el dominio de la inmensidad, así se puede apreciar “La Esquina Grande” y la zona de la “Laguna del Tesoro”; ya a esa altura nos enfilamos por los faldeos de la Loma Bola, una loma amarilla como una pelota gigante, donde la puna comenzó a hacerse sentir, pero los cuerpos se fueron aclimatando paso a paso.
Cerca de las 6 de las tarde decidimos armar refugio por sugerencia de los baquianos, ya que en ese lugar teníamos las últimas vertientes. En los queñuos que se refugiaban en una cerrada quebrada comenzamos a armar los refugios con nylon y pajas, cavando cada cama en la tierra, pues allí la noche es bastante fría, algunos deciden dormir juntos y otros cada uno por su lado. Este lugar de parada se bautizó como el “Real de los Kuntur”, también por propuesta de Don Rolo Valdez.
Allí, al igual que la noche anterior, luego de la religiosa mateada, comenzamos las risas, cuentos anécdotas y mentiras de por medio al estilo Pedro Urdimales.
Esta noche no era como la anterior, mucho viento y los suspiros profundos por la falta de aire, las horas parecían interminables, y eso de las dos de la mañana una fuerte ráfaga de viento nos levantó a todos, parecía que el campamento volaba por los aires.
Llegó el alba, ya al sol se lo veía a las 5 de la mañana a lo lejos, como un puntito amarillo. Comenzamos a ascender los faldeos de la Loma Bola, muy duras trepadas, hasta que llegamos a un filo desde donde se apreciaban en su plenitud los faldeos de los cerros más altos y ahora se sumaba el “Dos Lagunas” o de “Los Cóndores”; hasta allí nos acompañaron los baquianos con indicaciones varias y el abrazo de despedida. Ellos regresaron por la misma senda y nosotros continuamos, todo bajo nuestra responsabilidad para orientarnos y seguir la senda más apropiada, luego de una nueva planificación en torno a lo que se apreciaba al alcance de nuestra vista, caminos o sendas únicos para pasar de un filo a otro. No hay espacio para equivocarse, profundas quebradas y peñas cerradas y largos desfiladeros. Allí comenzaba nuestro desafío: pasamos por las nacientes del río Las Chacras, en una profunda quebrada que nos dejó en la Loma de las Minas, y luego otra profunda quebrada, hasta llegar a las nacientes de uno de los brazos del Río Potrero; un descanso y la hidratación obligada. Así, pasando quebradas y quebradas, llegamos al Abra Grande, donde nos sorprendió una tropilla de guanacos que en un principio se alteraban por nuestra presencia y después parecía despertarles curiosidad.
Pasamos luego esta larga hollada, la “Loma del Puñal”, y llegamos al Real del Abra Grande al pie del Candado. Armamos un refugio de piedras, donde descansamos esa noche, el viento bramaba y parecería explotar en las quebradas, armamos todo muy bien ya que amenazaba tormenta, y no tardó en llegar neblina, rayos, agua y granizo; una noche que se durmió a medias atento a cualquier alerta que podía llegar, ya que a los 5000 las inclemencias son muy duras y cambiantes.
A la mañana siguiente despertamos temprano, el desayuno y los preparativos para la partida con la neblina que comenzaba a subir y a tapar todo.
De allí estábamos a un día de caminata hasta el campamento de base del Cerro El Overo, donde nos reuniríamos con el resto del grupo que había ascendido por Rio Pizavil; iniciamos la marcha por los faldeos altos del Candado a más de 4500 msnm, avanzando por los senderos de los guanacos. No tardó mucho la neblina en comenzar a cubrirnos, allí nos topamos con varias tropillas de guanacos casi cara a cara, que ante el asombro ni atinaban a correr, sólo nos miraban sorprendidos al vernos pasar casi a su lado, muchos guanacos chiquitos “Chulengos” que sólo se cobijaban a la par de sus madres, los relinchos, que al no vernos casi por la neblina no anunciaban nuestra presencia a la tropilla.
A las 12 llegamos al Real La Chahuanca, o Real de los Maza. Allí tomamos un breve descanso y un poco de hidratación, no se podía parar mucho porque lloviznaba y hacía mucho frío, una neblina muy espesa y una llovizna que mojaba hasta los huesos por causa del viento que aventaba todo, a los 4800 msnm (sigue en página siguiente).
...comenzamos el ascenso hasta los altos del Overo a 5000msnm, una cima totalmente cubierta y el frío y el viento que se hacían sentir cada vez más, ya no había tiempo de permanecer quietos, solo al refugio de algunas piedras grandes; hasta allí la meta en altura estaba alcanzada, ahora había que buscar la senda para bajar a la base del Overo.
Por un momento esa tarea costó, ya que no se podía ver a más de 5 metros, la llovizna era cada vez más fuerte y la neblina más cerrada.
Bajamos con mucha precaución y allí encontramos las pisadas del grupo que había ascendido por la otra punta del cordón montañoso, seguimos descendiendo hasta encontrarnos con ellos en el campamento base, muy bien instalado. De repente una tormenta amenazaba con truenos y relámpagos así que desarmamos todo y partimos hasta el río Pizavil, pasamos por el lugar donde había descendido el helicóptero de la Comitiva Presidencial y su posterior rescate, contamos algunas anécdotas y continuamos, no se veía nada alrededor, solo se oía el zumbido del viento en las quebradas; cuando faltaba poco para descender al río nos agarró una lluvia muy fuerte, llegamos en la oscuridad, que apenas nos permitió armar el refugio y hacer un poco de fuego con mucho ingenio ya que toda la leña estaba muy mojada; no tardó en llegar un granizo (piedra), que en cuestión de segundos dejó todo el suelo blanco.
Otra noche que se durmió como se pudo, todos amontonados ya que la lluvia y la neblina dominaban todo el espacio. Habíamos concluido así una de las jornadas más duras de la travesía, con más de 12 horas de caminata pues el mal tiempo nos obligó a bajar un día antes de los Nevados del Aconquija.
A la mañana siguiente despertamos temprano, aún oscuro para calentarnos en el fuego que de a poco comenzó a cobrar vida y brindarnos su calorcito, con todo el equipo prácticamente mojado, comenzamos un descenso de cuatro horas hacia el pueblo, lluvia, zonda que quebraba los alisos, todos mojados ascendimos a las mesadas donde el barro de las siembras no dejaba lugar para avanzar, a la hora, comenzó a aparecer el pueblo y la familia de Don Maza que nos esperaba, también se les sumó Don Rolo Dimas (baquiano), “El Cabezón” Moreno” con un rico asado, para compartir la alegría de haber coronada con éxito esta travesía, un pequeños descanso y el regreso a la ciudad.
Objetivos de esta travesía de alta montaña
Instruir a los participantes del Curso Internacional GEO Kuntur de las técnicas básicas de supervivencia en alta montaña y para los integrantes del Grupo, seguir afianzando técnicas propias de la montaña con exigencias físicas, psicológicas, mentales y espirituales, más allá de los límites humanos, donde se debe pasar todo el tiempo con refugios improvistos con los medios que nos brinda la naturaleza, hacer lecturas de terrenos y aprender técnicas básicas de desplazamiento y supervivencia en alta montaña, en esta ocasión sirvió para conocer nuevas rutas de ascenso y desplazamiento por caminos nuevos, ya que en lugares solo hay pasos únicos que conectan una montaña con la otra y perder esa senda puede complicar el ascenso ya que hay lugares prácticamente imposibles de atravesar.
Otros temas importantes
Conocer todas las fuentes de agua que hay en la alta montaña, las nacientes de los ríos, la flora y fauna de las distintas etapas de ascenso, lugares donde hacer refugios y puntos de avance que permitan armar y actualizar una carta geográfica para actividades de emergencia, que se puedan dar en este Cerro Nevado de una inmensidad incalculable y lugares inhóspitos. Entre las actividad básicas de supervivencia aprender a reconocer y tolerar la ingesta de alimentos naturales que se encuentren propios de la zona, en ello mencionamos, la flor de sauco, llantén, cardo santo, diente de león, trébol, vinagrillo, frutilla silvestre, molle, berro, borraja, cardones, cangrejos, sapos, ranas y víboras, raíces, espinillo, chachacoma, sanalotodo.
Agradecimientos
A la familia Maza, don Ramón y doña Tina, a los profesores Rafael y Ramón por su acompañamiento y guía, a los baquianos Rolo Dimas y Javier Sarmiento y al gobernador Raúl Jalil por su permanente apoyo a las actividades del Grupo GEO Kuntur.
Profesor Jesús Maza Guía, Búsqueda y Rescate en alta montaña. Supervivencia en alta montaña
0 Comentarios
El Sitio no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores ni de las reflejadas por sus lectores en los comentarios de noticias o artículos, correspondiendo toda responsabilidad a la persona que realiza tales comentarios o expone esas opiniones. No se permiten comentarios ofensivos o insultantes, los cuales serán bloqueados en forma automática por el sistema.