
En 1935, en Andalgalá, nació un cóndor que recibió el nombre de Benjamín. Sus padres fueron muertos por rancheros en la zona de Julumao, y el pequeño pichón quedó huérfano. Fue entonces adoptado por don Daniel Abarza, farmacéutico que tenía su botica frente a la plaza principal.
El nombre fue elegido en recuerdo del aviador tucumano Benjamín Matienzo, conocido como «El Cóndor», fallecido en 1919 al intentar cruzar los Andes, y cuyo legado permanece en aeropuertos, bases y calles que llevan su nombre.
El cóndor creció en la casa de Abarza, donde fue fotografiado en varias ocasiones: una dentro de la vivienda y otra con las alas desplegadas en la calle Núñez del Prado, frente al histórico Hotel Galileo.

En 1936, con apenas diez meses, Benjamín fue donado al Regimiento de Infantería N.º 17, en Catamarca. Allí se convirtió en la mascota de los soldados, recibiendo cuidados especiales del cuerpo médico y del Dr. Tomás Ávila.
Así fue como aquel cóndor andalgalense terminó sus días como un soldado más del regimiento, dejando una huella imborrable en la memoria de la provincia.CatamarcaAndalgalá
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